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La existencia de yacimientos minerales en la zona circundante a Cerro Petaquilla motivó el interés de la Corona Española y de sus representantes, dando lugar al desarrollo de la actividad minera rudimentaria en los años 1600.
Desde épocas de la Colonización Española el Cerro Petaquilla se constituyó en ruta obligada de los exploradores del oro y que según destacan relatos y crónicas de historiadores, era un área donde se instalaron fundiciones y marcas para sellar el oro que se fundía para la Corona Española.
La existencia de yacimientos minerales en la zona circundante a Cerro Petaquilla motivó el interés de la Corona Española y de sus representantes, dando lugar al desarrollo de la actividad minera rudimentaria en los años 1600.3
Con el transcurrir de los años, se incrementó el interés por estas áreas por su potencial en riquezas minerales y es así que en el año 1967 el Gobierno de la República a través de la Dirección General de Recursos Minerales del Ministerio de Comercio e Industrias en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, iniciaron el desarrollo de investigaciones geológicas de lo que en su momento se denominó “Área 65" – Cerro Petaquilla del Proyecto minero de Azuero, concluyendo que existía mineralización de cobre y molibdeno de tipo porfídico en la parte occidental de la provincia de Colón.
Toda minería a cielo abierto, como ocurre en el caso de Minera Petaquilla, utiliza una técnica que conlleva a la destrucción y agotamiento de los ecosistemas del planeta.
La eliminación de la capa boscosa, la destrucción de los suelos, la contaminación de las aguas superficiales y freáticas, la división en las comunidades, el soborno a funcionarios, la amenaza, el chantaje y la violación de leyes y derechos forman parte de las acciones rutinarias con las que se desenvuelve la minería a cielo abierto en muchas partes del mundo.
©Alejandro Balaguer/Fundación Albatros Media.
Desde épocas de la Colonización Española el Cerro Petaquilla se constituyó en ruta obligada de los exploradores del oro y que según destacan relatos y crónicas de historiadores, era un área donde se instalaron fundiciones y marcas para sellar el oro que se fundía para la Corona Española.
La existencia de yacimientos minerales en la zona circundante a Cerro Petaquilla motivó el interés de la Corona Española y de sus representantes, dando lugar al desarrollo de la actividad minera rudimentaria en los años 1600.3
Con el transcurrir de los años, se incrementó el interés por estas áreas por su potencial en riquezas minerales y es así que en el año 1967 el Gobierno de la República a través de la Dirección General de Recursos Minerales del Ministerio de Comercio e Industrias en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, iniciaron el desarrollo de investigaciones geológicas de lo que en su momento se denominó “Área 65" – Cerro Petaquilla del Proyecto minero de Azuero, concluyendo que existía mineralización de cobre y molibdeno de tipo porfídico en la parte occidental de la provincia de Colón.
Toda minería a cielo abierto, como ocurre en el caso de Minera Petaquilla, utiliza una técnica que conlleva a la destrucción y agotamiento de los ecosistemas del planeta.
La eliminación de la capa boscosa, la destrucción de los suelos, la contaminación de las aguas superficiales y freáticas, la división en las comunidades, el soborno a funcionarios, la amenaza, el chantaje y la violación de leyes y derechos forman parte de las acciones rutinarias con las que se desenvuelve la minería a cielo abierto en muchas partes del mundo.
©Alejandro Balaguer/Fundación Albatros Media.